lunes, 26 de mayo de 2008

Sin noticias de Holanda

De repente fui transportado a la niñez, o quizás fue hasta la madurez, o en realidad me llevaron directamente a la estupidez. No sabría decir dónde me encontraba, ya que, ahora vemos a las personas de quince años como auténticos niñatos, entonces creíamos que éramos hombres y probablemente cuando seamos mayores pensaremos que simplemente éramos estúpidos.
Pues allí estaba yo: imberbe, granuloso, gordo y sin embargo algo había cambiado, yo había cambiado, no estaba nervioso o inseguro o tímido o inquieto o torpe o cabizbajo o sobrepasado o preocupado o abrumado o avergonzado. Estaba erguido, orgulloso, sonriente, confiado, incluso ligeramente altivo, y todo ello a pensar de haberme transportado a mi primer rechazo.

Allí no me llevó ninguna palabra, ni ningún olor, ni una mirada, ni siquiera un gesto, me encontré en aquel momento por culpa de una actitud. Tampoco sabría decir en qué momento empezó mi particular viaje hasta el rechazo: no sé qué día reservé los billetes, tampoco recuerdo haber hecho las maletas, no tengo ni siquiera una imagen borrosa cogiendo un tren al atardecer… Aunque lo que sí recuerdo fue aquel día que me sentí calado, el día que me señalaron, el día que empezó todo. O mejor dicho, el día que no empezó nada, el día que cayó una cantidad ingente de sal y pimienta a partes iguales sobre un minúsculo vaso de agua, pero lo realmente sorprendente es cómo se ha ido diluyendo paulatínamente todo. Al principio empezó a desaparecer la pimienta, lo que produjo que el agua comenzase a tener un sabor un tanto peculiar, casi decepcionante, pero al final todo se quedó en nada, en un agua perfecta: sin olor, sin color y sobre todo, y lo más triste, es que se quedó sin sabor.

Pero esta vez no me sentí intimidado por el rechazo, ni acorralado, ni asustado, esta vez no sería deborado por él, esta vez soy yo el que me alimento de él, soy yo el que me aprovecho de él, soy yo el que aprende de él, el que crece a su costa, el que comprende que ahora empieza todo, que todo puede ser igual o que todo puede ser distinto pero, sobre todo, que todo puede ser…